viernes, 22 de marzo de 2013

Living in Penonomé (I)

Vivir en Penonomé es curioso cuanto menos.

De momento, y como seguimos alojados en nuestro querido hotel Guacamaya, por las mañanas salimos a desayunar intentando buscar algo parecido a lo que solemos comer en España, lo que nos ha llevado a desarrollar una serie de experimentos "prueba - error" que han dado como fruto una extensa lista de... dos sitios.
Como buena población panameña tiene su atasquito de por la mañana, o "tranque" como dicen aquí, pero te lo tomas de otra manera, es un estrés tranquilo, sabes que vas a llegar vivo, no como en Panama. Lo forman cientos de minibuses blancos (no muy oficiales) que deben llegar de las aldeas de alrededor con gente a trabajar o a comprar. También te encuentras otros tantos pick up's vendiendo fruta en la calle, camiones de reparto que en España son casi transportes especiales, hordas de taxis,  un par de policías en su cochazo americano poniendo multas,  y para rematar, cientos de niños uniformados que llegan al cole en sus propios minibuses llamados "el Colegial", que bueno, llevarles en esto o montados en la moto de los ángeles del infierno te la misma tranquilidad.


Superado el atasco por fin llegas a uno de esos dos sitios y te tomas tu café, que parece que está aguado, pero cuando ves que al servirlo te sacan 4 azucarillos ya intuyes que igual no duermes esa noche.
Para acompañar el café sobre todo tienen millones de dulces y otros tantos emparedados, pero cuando
llegamos con nuestra cara de fuera y pedimos una tostada, o un cortado, o un vaso de leche o algo que no les suene, empiezan a reírse y a mirarse entre ellos. Lo bueno es que cuando vuelves al día siguiente ya se ríen directamente, sin tener que pedir ni nada, así que mira, por lo menos empezamos el día con una sonrisa.





 Uno de los factores decisivos que ayudaron a la elección de los lugares de desayuno fue sin duda la terracita, que total, ya que te van a mirar, que lo hagan al aire libre.

Como la leche aquí está casi al precio del quilo de oro, lo que te ponen es, o bien leche condensada o bien unos polvos blancos que no te ofrecen mucha confianza, pero que te evitan tener que echarte un par de sobres de azúcar, así que...






Ya con las pilas recargadas puedes empezar tu día. La costumbre aquí es desayunar pronto y fuerte, pero fuerte fuerte, se aprietan unas tortillas... y como te de por ir al fantástico Pio Pio, tienen un cartel con los desayunos que ya quisiera alguna cena de empresa llegar a eso.
A eso de las 10 paran un ratillo a comer lo que pillen en unos carritos llamados "la Chichera", donde efectivamente, venden chicha.
Luego paran a comer sobre las 12 o 12:30 una media hora, aunque depende del trabajo, así que si ves a alguien comiendo a las 2 de la tarde hay un 98% de posibilidades que sea español.
Lo de la comida aquí es caso aparte, si vas a las cadenas de comida, mal, si vas a restaurantes, caro, así que otra serie de experimentos prueba - error determinaron que el mejor es uno que hemos descubierto hace poco, el "Sweet Tamarindo", donde puedes degustar lo que por aquí se llama un "menú ejecutivo" que parece ser una especie de plato combinado. En este caso es arroz con.... y aunque parezca un poco monótono, está bastante apañado y lo presentan muy bien, te invitan a un te helado, hay musiquita chill out...























Y para rizar el rizo, hoy con música en directo



















Así que bueno, por duras y diferentes que puedan parecer las cosas siempre aparece algo para alegrarte la existencia.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Hello Penonomé

Bueno bueno, pues parecía que nunca íbamos a llegar pero aquí estamos, en Penonomé.

En la última entrada dejé un pequeño adelanto de por dónde empezaban a ir las cosas, y es que, aunque parezca increible, sí, estamos alojados en un hotel regentado por chinos, con su restaurante chino, su bar-sala de juegos china y sus...cosas chinas.
Supongo que por eso de la integración decidieron ponerle un nombre así como caribeño, "hotel Guacamaya", que por lo visto funciona, o al menos al que reservó el hotel le despistó, desde luego.

Pese a todo decidimos que esto no podía condicionar nuestra imagen de Penonomé, así que salimos a la calle con la mejor de nuestras voluntades a conocer el pueblo.

 Penonomé es un pueblo de casas bajas que se reparte a uno y otro lado de la autovía panamericana, con dos calles principales pero con infinidad de calles, caminos y carreteras que creo que jamás llegaré a aprender dónde lleva cada una.
La apariencia es algo pobre pero tiene su encanto.

Al principio, hay que ser sinceros, se nos cayó el alma a los pies. Para nada nos esperábamos algo así, pero claro, si lo que ves son solo dos calles

muy muy de pueblo, y que para ir al otro lado te toca cruzar la autovía como habías visto hacer a los que hace un rato acababas de llamar suicidas, pues no ayuda, la verdad.

Luego, poco a poco, te vas fijando en detalles, vas callejeando y descubriendo que para nada es un pueblo pequeño, que tiene muchísimos negocios y que si no eres muy exigente puedes encontrar prácticamente de todo.

 La primera noche, ya que era sábado,
 decidimos salir a tomar una cerveza, y ante la falta de conocimiento (y con un exceso de confianza), entramos en un bar....oscuro, dejémoslo ahí, en el que revivimos la típica escena de película americana en la que alguien de ciudad al que se le nota mucho, muchísimo que no es de la zona, entra en un bar de carretera por que se le ha estropeado el coche o sencillamente por que busca problemas y le importa poco lo que le pase, y todos los borrachos de repente se callan y siguen con la mirada cómo se acerca a la barra mientras se da cuenta que es su última noche en la tierra.
Pues bueno, después de todo nos tomamos un par y aquí estamos, vivos, aunque hace poco nos han dicho que no entienden cómo después de aquello.





Pasado el primer día y tras la depresión inicial vas encontrando cosas curiosas, como que tiene una
catedral, si si, la catedral de Penonomé...







   ...O que tiene un cine...





...O que como no, hay no uno, si no DOS PIO PIO!!!!.

El Pio pio es el kentucky fried chicken de Panamá y en fin, no es dieta mediterránea que se diga pero te va salvando la vida.


















La verdad es que al final no es tan pequeño como parece.
Durante los últimos años han reabierto unas canteras de oro y cobre muy cerquita de Penonomé y las están explotando unos canadienses, pero al final hay gente de todo el mundo y más o menos parece que están trabajando unas 4000 personas solo en la mina. Esto ha hecho que empiecen a surgir negocios alrededor y se construya de una manera brutal, así que en cosa de 4 años esto ha debido de ser...
Ahora tiene un "mall" (un centro comercial de toda la vida), muy majo, con su Mc Donalds como no, sus bancos, un Subway, el cine...pero lo que más ha traído son chinos, muchos, muchísimos, (lo que explica lo del hotel) y han puesto todo tipo de negocios. Como será la cosa que mi compañero ha rebautizado la ciudad como Chinonomé.
Otra cosa que ha pasado, y eso nos afecta a nosotros, es que los de la mina, que no deben andar mal de pelas, han arrasado con las viviendas y con los hoteles, y  lo poco que queda tiene unos precios...

Así que como lo de encontrar una casa se está convirtiendo en misión imposible, de momento nuestra oficina es la habitación del hotel, lo que nos hace no llevar a mucha gente para evitar malos entendidos .


 Como hay tantas curiosidades de Penonomé que contar, creo que va a dar para varias  entradas de aquí a que vuelva a España.















lunes, 18 de marzo de 2013

¡Allá vamos Penonomé!

Después de una semana agotadora conociendo la rica oferta hotelera de Panamá City, llegó la hora de marchar a conocer.........Penonomé.

Empecemos por el viaje Panamá - Penomé.
Para ello que mejor que ir a google maps para ver lo que nos espera.
En principio es todo autovía, la panamericana, así que bien, buena pinta, aunque ya aparece esa cifra de dos horas...que te hace recelar, pero bueno, con nuestro fantástico Kia Río cargado hasta los topes  no hay miedo.


Al salir de Panamá piensas que qué carretera más buena, no se por qué pone eso de las dos horas si hay tres carriles bien asfaltados y sin apenas tráfico, pero bueno, el miedo ronda tu cabeza, no se, creo que lo llaman...instinto de supervivencia, y en este caso desafortunadamente no nos falló, en cosa de pocos kilómetros los tres carriles pasaron a dos y el asfalto impoluto a algo gris a medio camino entre asfalto y hormigón que bueno, proporcionaba un ligero masaje a tus riñones.

Según vas avanzando te das cuenta que hay cosas que echas de menos o que al menos te sonaba que solían tener las autovías. Al principio cosas tontas como el kilómetro en el que estás, por eso de si te toca llamar a una grúa poder decir dónde te tienen que ir a buscar,  o carteles de indicación de hacia donde vas, teléfonos de esos naranjas que pone SOS...etc,  pero después cosas un pelín más serias como pasos superiores para el cambio de sentido o salidas y entradas con carriles de aceleración y su cartelito  de hacia donde van. 
Esto ya...te empieza a preocupar, no se, un miedo tonto de estos que dices "Ay madre.....", pero cuando de verdad ves que los coches dan la vuelta en medio de la autovía, parándose  en un pequeño hueco entre los dos carriles de un sentido y los otros dos del otro y que se cruzan la autovía de lado a lado, es cuando ese sentimiento que pensabas que habías dejado en Panamá de que la muerte te acecha vuelve más rápido que tu Kia Río. Luego ya es cuando empiezas a atar cabos y comprendes que ese cartelito que veías de vez en cuando y que ponía "Retorno" se refería a algo.

Una vez superado shock y con un pequeño tic nervioso en el ojo, sigues el camino como si nada, descubriendo increiblemente que no es lo peor que te quedaba por ver. 
Resulta que la autovía panameriacana es como una gran calle de Panamá, la gente la cruza como si nada, incluso con niños en brazos, familias enteras, gente con bici...así que tu tic no mejora precisamente, y aunque el paisaje es muy bonito tampoco te puedes despistar, que igual se para un camión en medio a pasar al otro lado de la autovía como que cruza una familia de patos.

Otra cosa curiosa es el paso por los pueblos. Todos tienen al principio una pasarela peatonal, un detalle de agradecer, con publicidad de una compañía de móvil, bueno, de celular, ya sea movistar, "más movil" o "claro". También tienen un micro cartel con el nombre del pueblo y un centro comercial. Otro detalle de agradecer es que hay que reducir la velocidad a 80, no vaya a ser... y lo mejor, a la salida otro cartel con la frase "reasuma su velocidad".

Después de kilómetros interminables y  ver que el coche cada vez hacía cosas más raras al acelerar mejorando con ello el viaje, llegamos a Penonomé, al fin.

Lo primero que hicimos fue llegar al hotel para descargar las maletas, pero esto casi mejor lo cuento en la siguiente entrada, aunque como adelanto diré que el hotel está regentado por chinos...

domingo, 17 de marzo de 2013

Bye Bye Panamá

Después de una intensa semana en Panamá, cuando ya habíamos perdido el miedo a cruzar la calle, cuando empezábamos a meternos en calles totalmente a oscuras sin preocuparnos de nada, ahora que habíamos dejado de mirar con recelo la comida...toca la despedida, peeeero, no sin antes, como ya comienza a ser habitual, una última sorpresa.
Como al final nos tocó ampliar nuestra estancia dos días más de los previstos, el hotel Lemon Inn, ese que nos pareció tan terrible el primer día y que ahora después de lo visto recordamos como el Palace, no tenía habitaciones disponibles, así que tocó cambiar, y terminamos en el hostal Cocos Inn, que pese a la gran habilidad del fotógrafo que les hizo el reportaje para la web, nos recordaba más a un capítulo de CSI Miami que a otra cosa, esperando ver la silueta de un cadáver al entrar en la habitación.

 
Si hubiéramos tenido que hacer algún cambio más probablemente el cocos inn mejoraría su clasificación, por que siguiendo el orden natural de los acontecimientos el próximo hotel sería el "Castaña Inn".

Algo que suele ocurrir es que el último día que estás en un sitio, casualmente descubres lugares nuevos y piensas eso de "muy bien, ahora que me voy..." y como no, nos pasó también.
En uno de nuestros paseos en busca de algo para comer que no fuera arroz con pollo o su rica variante, pollo con arroz, encontramos un par de avenidas con algo más de vida "normal", con sus tiendas y sus supermercados y algún local curioso, como el Churros Manolo o Galerías España, manda huev...












La verdad es que Panamá tiene muchísimo más de lo que nos podamos imaginar, pero entre el reducido tiempo que teníamos  y el miedo a meterte donde no debes hace que te dejes muchas cosas sin ver, que desde luego merecen la pena. No se como lo hacen los de españoles por el mundo que sacan sitios chulísimos, pero bueno, siempre podemos volver de excursión.

 

Después de conocer un poco Panamá, ya nos toca ir al la ciudad donde vamos a vivir y trabajar, a Penonomé, así que a partir de ahora todas las entradas serán desde allí, a ver que tal, de momento y para ir abriendo boca, os pongo la foto del cochazo que nos han dado para la obra.


El casoplón del fondo trata de dar un poco más de glamour a la foto, pero vamos, que no....

Sospechamos que esta sí va a ser una gran gran aventura que os contaré ya desde Penonomé.