sábado, 29 de junio de 2013

La Milla de Oro Penonomeña

Pese a que Penonomé pueda parecer una capital de provincia más o menos pequeña, ojo, que engaña, , no tiene nada que envidiar al barrio de Salamanca, de hecho puedes llegar a encontrar las mismas marcas, más o menos.


Tan conocida es que ni Google maps pone el nombre de la calle, para qué, con saber que es la única calle amarilla en el mapa...(de ahí lo de "la milla de oro").
Lo más importante que vas a encontrar es, sin duda, el Hoding empresarial CASA PETER, que no tiene una ni dos tiendas, si no TRES!! Casa Peter 1, la que supongo que será la original y que es una especie de bazar donde encontrar prácticamente de todo, Casa Peter 2, con tecnología, música y deportes (aún estoy buscando la relación entre estos productos) y Casa Peter 3, zapatería. Si, cabría esperar algo más después de ver las dos primeras, pero para que abusar.
La segunda macrotienda es SUPER FUERTE, pero no de "que fuerte tía", es que se llama así. Básicamente tiene lo mismo que Casa Peter, pero en un solo edificio, pero ojo, con tres plantas y.... ¡una escalera mecánica para subir a la segunda!, para la tercera ya...andando.
Por el detalle de la escalera mecánica hemos decidido bautizarlo como "El Corte Inglés de Penonomé". La inversión lo merece.

Las demás tiendas, que por supuesto no pueden competir con estos dos gigantes, ocupan el resto de la milla.  Cientos de tiendas de celulares regentadas por chinos, alguna que otra tienda de muebles fundadas por españoles, tiendas de ropa, pequeños bazares chinos, lavanderías chinas (o lavamáticos)...
Otros locales dignos de señalar, aunque estos están por todo Panamá, son los Mini Super (M/S) o Centro Super (C/S) de los chinos, que son supermercados con más mierda que el sobaco de un mono, pero baratos, a los que les ponen nombres curiosos y repetidos a lo largo y ancho de la geografía panameña como M/S Nuevo Horizonte, C/S La estrella azul, Mrs. Yeni, Wu Shu... y así.

Además del comercio están los bancos con sus eteeeeeeeeernas colas, y es que aquí, en Panamá, se cobra el sueldo (o planilla, como lo llaman aquí) cada 15 días, así que se forman unas...
Otra curiosidad que puedes encontrar es el "e-pago", un sitio donde puedes pagar tu recibo de la luz y del agua, interesante cuanto menos.

Y esto es lo que compone básicamente nuestra milla de oro, que parece que no, pero resuelves prácticamente todas tus necesidades con este paseo.
A la vuelta de esta calle tenemos otra no tan glamurosa, pero  igualmente útil, con el mercado, panaderías, el colegio, y unos cuantos bares donde te espera la muerte y esas cosas.

Otro día contaré como son los homólogos del Carrefour y del Eroski panameños.

lunes, 8 de abril de 2013

No todo iba a ser malo

Pese a las penurias iniciales he de admitir, que después de todo, hay cosas de por aquí que no están nada mal.

Ya que entre semana parece ser que a eso de las 8 de la tarde aparecen los Morlocks y la gente desaparece, lo que hace que poco a poco lleves una vida de monje cisterciense, te queda el fin de semana para tener algo de vida y poder descubrir qué hay más allá de las fronteras de Penonomé, así que montados en nuestro flamante Kia Rio decidimos acercarnos a una de las playas que nos han recomendado, Playa Blanca, en el Pacífico, a unos 20 minutos de aquí.
Una vez que estás de camino por la autovía Panamericana vas fijándote bien,  por que como ya comenté, los carteles no... no hay costumbre de poner muchos que digamos, así que logicamente nos pasamos, pero por suerte no hubo que hacer uso de los  "retornos" por que a los pocos kilómetros está la entrada a otra playa, Farallón, que aunque el nombre no es tan sugerente, no está nada mal.

Para llegar a la playa tienes que pasar por algunas urbanizaciones de estas que ves en los carteles de "¡Ven a Panamá!", y bajar por una carretera que no sabes si llegarás a la playa o aparecerás en Pernambuco, y aunque estábamos convencidos de lo segundo, llegamos al fin, aunque al asomarnos vimos una desembocadura de un río y a gente muy muy lejos, así que volvimos al coche  y decidimos preguntar por que la búsqueda podría ser eterna.
Al final nos dijeron cómo llegar al acceso público y previo pago de 25 centésimos de Balboa a unas señoras cuya función aún estamos tratando de descubrir, entramos en la playa de Farallón.
La playa es curiosa, se podría decir que está dividida en dos partes. Hay una de arena blanca y limpia, que casualmente, y la naturaleza lo hizo así, está justo delante de los resorts donde se alojan los guiris, y otra parte de arena más oscura y algo sucia, que es donde se ponen los panameños.


Ejemplo de arena blanca y resorts.                                Ejemplo de arena no tan blanca.

En cualquier caso, son kilómetros de playa para ti solo, por que  los guiris no salen mucho de su recinto y al panameño de por aquí no parece emocionarle lo de pasar un día en la playa, van un ratín, se bañan y ala,  pa' casa.
A parte de elegir el sitio que más te guste y poder bañarte tranquilamente sin tener que buscar tu sombrilla con un gps, puedes darte el gusto de tomarte una cervecilla en Woodies, un bar Canadiense con sus camisetas de Hokey  y sus 3 o 4 guiris degustando las bebidas "espirituosas" de la zona.











Si te ves con ganas de andar un poco se puede llegar a Playa Blanca caminando por la orilla, que bueno, efectivamente es más blanca, pero vamos, que tampoco...



 
 

El camino es entretenidillo, vas viendo pajaruelos, casitas de pescadores,  caracolas QUE NO CONCHAS, palabra que no conviene usar demasiado a la ligera, ya sabéis el doble sentido que le dan aquí,  y para saberlo lo que le pasó a un compañero, que se fue a dar un paseito recogiendo caracolas cuando al rato le saluda un paisano y le dice: "qué,  ¿Buscando caracolas?" a lo que responde mi compañero: "Sí, y conchas, que aquí las hay bien grandes!". Por suerte no había mujeres en ese momento en la playa para que el pobre paisano se escandalizara.



Y que mejor manera de celebrar que has llegado a Playa Blanca que tomarse una cervecita en un chiringuito, que aunque sabes que al pagar te vas a acordar de lo blanca que era la playa, merece la pena la vista de postal.

viernes, 22 de marzo de 2013

Living in Penonomé (I)

Vivir en Penonomé es curioso cuanto menos.

De momento, y como seguimos alojados en nuestro querido hotel Guacamaya, por las mañanas salimos a desayunar intentando buscar algo parecido a lo que solemos comer en España, lo que nos ha llevado a desarrollar una serie de experimentos "prueba - error" que han dado como fruto una extensa lista de... dos sitios.
Como buena población panameña tiene su atasquito de por la mañana, o "tranque" como dicen aquí, pero te lo tomas de otra manera, es un estrés tranquilo, sabes que vas a llegar vivo, no como en Panama. Lo forman cientos de minibuses blancos (no muy oficiales) que deben llegar de las aldeas de alrededor con gente a trabajar o a comprar. También te encuentras otros tantos pick up's vendiendo fruta en la calle, camiones de reparto que en España son casi transportes especiales, hordas de taxis,  un par de policías en su cochazo americano poniendo multas,  y para rematar, cientos de niños uniformados que llegan al cole en sus propios minibuses llamados "el Colegial", que bueno, llevarles en esto o montados en la moto de los ángeles del infierno te la misma tranquilidad.


Superado el atasco por fin llegas a uno de esos dos sitios y te tomas tu café, que parece que está aguado, pero cuando ves que al servirlo te sacan 4 azucarillos ya intuyes que igual no duermes esa noche.
Para acompañar el café sobre todo tienen millones de dulces y otros tantos emparedados, pero cuando
llegamos con nuestra cara de fuera y pedimos una tostada, o un cortado, o un vaso de leche o algo que no les suene, empiezan a reírse y a mirarse entre ellos. Lo bueno es que cuando vuelves al día siguiente ya se ríen directamente, sin tener que pedir ni nada, así que mira, por lo menos empezamos el día con una sonrisa.





 Uno de los factores decisivos que ayudaron a la elección de los lugares de desayuno fue sin duda la terracita, que total, ya que te van a mirar, que lo hagan al aire libre.

Como la leche aquí está casi al precio del quilo de oro, lo que te ponen es, o bien leche condensada o bien unos polvos blancos que no te ofrecen mucha confianza, pero que te evitan tener que echarte un par de sobres de azúcar, así que...






Ya con las pilas recargadas puedes empezar tu día. La costumbre aquí es desayunar pronto y fuerte, pero fuerte fuerte, se aprietan unas tortillas... y como te de por ir al fantástico Pio Pio, tienen un cartel con los desayunos que ya quisiera alguna cena de empresa llegar a eso.
A eso de las 10 paran un ratillo a comer lo que pillen en unos carritos llamados "la Chichera", donde efectivamente, venden chicha.
Luego paran a comer sobre las 12 o 12:30 una media hora, aunque depende del trabajo, así que si ves a alguien comiendo a las 2 de la tarde hay un 98% de posibilidades que sea español.
Lo de la comida aquí es caso aparte, si vas a las cadenas de comida, mal, si vas a restaurantes, caro, así que otra serie de experimentos prueba - error determinaron que el mejor es uno que hemos descubierto hace poco, el "Sweet Tamarindo", donde puedes degustar lo que por aquí se llama un "menú ejecutivo" que parece ser una especie de plato combinado. En este caso es arroz con.... y aunque parezca un poco monótono, está bastante apañado y lo presentan muy bien, te invitan a un te helado, hay musiquita chill out...























Y para rizar el rizo, hoy con música en directo



















Así que bueno, por duras y diferentes que puedan parecer las cosas siempre aparece algo para alegrarte la existencia.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Hello Penonomé

Bueno bueno, pues parecía que nunca íbamos a llegar pero aquí estamos, en Penonomé.

En la última entrada dejé un pequeño adelanto de por dónde empezaban a ir las cosas, y es que, aunque parezca increible, sí, estamos alojados en un hotel regentado por chinos, con su restaurante chino, su bar-sala de juegos china y sus...cosas chinas.
Supongo que por eso de la integración decidieron ponerle un nombre así como caribeño, "hotel Guacamaya", que por lo visto funciona, o al menos al que reservó el hotel le despistó, desde luego.

Pese a todo decidimos que esto no podía condicionar nuestra imagen de Penonomé, así que salimos a la calle con la mejor de nuestras voluntades a conocer el pueblo.

 Penonomé es un pueblo de casas bajas que se reparte a uno y otro lado de la autovía panamericana, con dos calles principales pero con infinidad de calles, caminos y carreteras que creo que jamás llegaré a aprender dónde lleva cada una.
La apariencia es algo pobre pero tiene su encanto.

Al principio, hay que ser sinceros, se nos cayó el alma a los pies. Para nada nos esperábamos algo así, pero claro, si lo que ves son solo dos calles

muy muy de pueblo, y que para ir al otro lado te toca cruzar la autovía como habías visto hacer a los que hace un rato acababas de llamar suicidas, pues no ayuda, la verdad.

Luego, poco a poco, te vas fijando en detalles, vas callejeando y descubriendo que para nada es un pueblo pequeño, que tiene muchísimos negocios y que si no eres muy exigente puedes encontrar prácticamente de todo.

 La primera noche, ya que era sábado,
 decidimos salir a tomar una cerveza, y ante la falta de conocimiento (y con un exceso de confianza), entramos en un bar....oscuro, dejémoslo ahí, en el que revivimos la típica escena de película americana en la que alguien de ciudad al que se le nota mucho, muchísimo que no es de la zona, entra en un bar de carretera por que se le ha estropeado el coche o sencillamente por que busca problemas y le importa poco lo que le pase, y todos los borrachos de repente se callan y siguen con la mirada cómo se acerca a la barra mientras se da cuenta que es su última noche en la tierra.
Pues bueno, después de todo nos tomamos un par y aquí estamos, vivos, aunque hace poco nos han dicho que no entienden cómo después de aquello.





Pasado el primer día y tras la depresión inicial vas encontrando cosas curiosas, como que tiene una
catedral, si si, la catedral de Penonomé...







   ...O que tiene un cine...





...O que como no, hay no uno, si no DOS PIO PIO!!!!.

El Pio pio es el kentucky fried chicken de Panamá y en fin, no es dieta mediterránea que se diga pero te va salvando la vida.


















La verdad es que al final no es tan pequeño como parece.
Durante los últimos años han reabierto unas canteras de oro y cobre muy cerquita de Penonomé y las están explotando unos canadienses, pero al final hay gente de todo el mundo y más o menos parece que están trabajando unas 4000 personas solo en la mina. Esto ha hecho que empiecen a surgir negocios alrededor y se construya de una manera brutal, así que en cosa de 4 años esto ha debido de ser...
Ahora tiene un "mall" (un centro comercial de toda la vida), muy majo, con su Mc Donalds como no, sus bancos, un Subway, el cine...pero lo que más ha traído son chinos, muchos, muchísimos, (lo que explica lo del hotel) y han puesto todo tipo de negocios. Como será la cosa que mi compañero ha rebautizado la ciudad como Chinonomé.
Otra cosa que ha pasado, y eso nos afecta a nosotros, es que los de la mina, que no deben andar mal de pelas, han arrasado con las viviendas y con los hoteles, y  lo poco que queda tiene unos precios...

Así que como lo de encontrar una casa se está convirtiendo en misión imposible, de momento nuestra oficina es la habitación del hotel, lo que nos hace no llevar a mucha gente para evitar malos entendidos .


 Como hay tantas curiosidades de Penonomé que contar, creo que va a dar para varias  entradas de aquí a que vuelva a España.















lunes, 18 de marzo de 2013

¡Allá vamos Penonomé!

Después de una semana agotadora conociendo la rica oferta hotelera de Panamá City, llegó la hora de marchar a conocer.........Penonomé.

Empecemos por el viaje Panamá - Penomé.
Para ello que mejor que ir a google maps para ver lo que nos espera.
En principio es todo autovía, la panamericana, así que bien, buena pinta, aunque ya aparece esa cifra de dos horas...que te hace recelar, pero bueno, con nuestro fantástico Kia Río cargado hasta los topes  no hay miedo.


Al salir de Panamá piensas que qué carretera más buena, no se por qué pone eso de las dos horas si hay tres carriles bien asfaltados y sin apenas tráfico, pero bueno, el miedo ronda tu cabeza, no se, creo que lo llaman...instinto de supervivencia, y en este caso desafortunadamente no nos falló, en cosa de pocos kilómetros los tres carriles pasaron a dos y el asfalto impoluto a algo gris a medio camino entre asfalto y hormigón que bueno, proporcionaba un ligero masaje a tus riñones.

Según vas avanzando te das cuenta que hay cosas que echas de menos o que al menos te sonaba que solían tener las autovías. Al principio cosas tontas como el kilómetro en el que estás, por eso de si te toca llamar a una grúa poder decir dónde te tienen que ir a buscar,  o carteles de indicación de hacia donde vas, teléfonos de esos naranjas que pone SOS...etc,  pero después cosas un pelín más serias como pasos superiores para el cambio de sentido o salidas y entradas con carriles de aceleración y su cartelito  de hacia donde van. 
Esto ya...te empieza a preocupar, no se, un miedo tonto de estos que dices "Ay madre.....", pero cuando de verdad ves que los coches dan la vuelta en medio de la autovía, parándose  en un pequeño hueco entre los dos carriles de un sentido y los otros dos del otro y que se cruzan la autovía de lado a lado, es cuando ese sentimiento que pensabas que habías dejado en Panamá de que la muerte te acecha vuelve más rápido que tu Kia Río. Luego ya es cuando empiezas a atar cabos y comprendes que ese cartelito que veías de vez en cuando y que ponía "Retorno" se refería a algo.

Una vez superado shock y con un pequeño tic nervioso en el ojo, sigues el camino como si nada, descubriendo increiblemente que no es lo peor que te quedaba por ver. 
Resulta que la autovía panameriacana es como una gran calle de Panamá, la gente la cruza como si nada, incluso con niños en brazos, familias enteras, gente con bici...así que tu tic no mejora precisamente, y aunque el paisaje es muy bonito tampoco te puedes despistar, que igual se para un camión en medio a pasar al otro lado de la autovía como que cruza una familia de patos.

Otra cosa curiosa es el paso por los pueblos. Todos tienen al principio una pasarela peatonal, un detalle de agradecer, con publicidad de una compañía de móvil, bueno, de celular, ya sea movistar, "más movil" o "claro". También tienen un micro cartel con el nombre del pueblo y un centro comercial. Otro detalle de agradecer es que hay que reducir la velocidad a 80, no vaya a ser... y lo mejor, a la salida otro cartel con la frase "reasuma su velocidad".

Después de kilómetros interminables y  ver que el coche cada vez hacía cosas más raras al acelerar mejorando con ello el viaje, llegamos a Penonomé, al fin.

Lo primero que hicimos fue llegar al hotel para descargar las maletas, pero esto casi mejor lo cuento en la siguiente entrada, aunque como adelanto diré que el hotel está regentado por chinos...

domingo, 17 de marzo de 2013

Bye Bye Panamá

Después de una intensa semana en Panamá, cuando ya habíamos perdido el miedo a cruzar la calle, cuando empezábamos a meternos en calles totalmente a oscuras sin preocuparnos de nada, ahora que habíamos dejado de mirar con recelo la comida...toca la despedida, peeeero, no sin antes, como ya comienza a ser habitual, una última sorpresa.
Como al final nos tocó ampliar nuestra estancia dos días más de los previstos, el hotel Lemon Inn, ese que nos pareció tan terrible el primer día y que ahora después de lo visto recordamos como el Palace, no tenía habitaciones disponibles, así que tocó cambiar, y terminamos en el hostal Cocos Inn, que pese a la gran habilidad del fotógrafo que les hizo el reportaje para la web, nos recordaba más a un capítulo de CSI Miami que a otra cosa, esperando ver la silueta de un cadáver al entrar en la habitación.

 
Si hubiéramos tenido que hacer algún cambio más probablemente el cocos inn mejoraría su clasificación, por que siguiendo el orden natural de los acontecimientos el próximo hotel sería el "Castaña Inn".

Algo que suele ocurrir es que el último día que estás en un sitio, casualmente descubres lugares nuevos y piensas eso de "muy bien, ahora que me voy..." y como no, nos pasó también.
En uno de nuestros paseos en busca de algo para comer que no fuera arroz con pollo o su rica variante, pollo con arroz, encontramos un par de avenidas con algo más de vida "normal", con sus tiendas y sus supermercados y algún local curioso, como el Churros Manolo o Galerías España, manda huev...












La verdad es que Panamá tiene muchísimo más de lo que nos podamos imaginar, pero entre el reducido tiempo que teníamos  y el miedo a meterte donde no debes hace que te dejes muchas cosas sin ver, que desde luego merecen la pena. No se como lo hacen los de españoles por el mundo que sacan sitios chulísimos, pero bueno, siempre podemos volver de excursión.

 

Después de conocer un poco Panamá, ya nos toca ir al la ciudad donde vamos a vivir y trabajar, a Penonomé, así que a partir de ahora todas las entradas serán desde allí, a ver que tal, de momento y para ir abriendo boca, os pongo la foto del cochazo que nos han dado para la obra.


El casoplón del fondo trata de dar un poco más de glamour a la foto, pero vamos, que no....

Sospechamos que esta sí va a ser una gran gran aventura que os contaré ya desde Penonomé.

jueves, 14 de marzo de 2013

El fin de una era

Después de años dando servicio a Panamá, mañana día 15 de marzo, dejarán de dar servicio "los Diablos Rojos", aunque bueno, teniendo en cuenta como funcionan las cosas por aquí, quien dice mañana dice el año que viene.

¿Que son los Diablos Rojos? Pues son ya  una institución que será difícil de olvidar, autobuses con un origen difuso, que pese a ser ruidosos, contaminantes y bastante peligrosos, pues es una pena que desaparezcan.

Os pongo alguna foto que he hecho aunque no son muy buenas, por que lentos lo que se dice lentos, no van.
La verdad es que son unos trastos, pero no puedes evitar quedarte mirando cada vez que pasa uno, y más cuando llevan la "feria" encendida . La mayoría va con millones de luces repartidas de todos los colores, así que cuando se acerca uno no sabes muy bien si viene la policía, los bomberos o un ovni, aunque de día las apagan y puedes ver los dibujos de la carrocería.


Aún no se muy bien por qué, pero a parte del conductor siempre va un personaje enganchado a la puerta, más fuera que dentro, avisando del recorrido que hace el bus.

Luego hay una variante sin asientos que va con la música a tope y habitualmente con una excursioncilla de guiris dentro dándolo todo

 Así que mira, después de todo hasta he tenido suerte de conocerlos, y lo de montar en uno...creo que me quedaré con la intriga, bastante aventura son los taxis.


Pues una pena que los quiten, pero parece que está dentro del plan del ayuntamiento de "apañar" un poco la ciudad, quitando estos buses, la obra del metro, la canalización de los millones de cables que van por el aire..


Pues nada, a los que los conocíais despediros y a los que no, pues aquí los tenéis, una curiosidad más de Panamá.





miércoles, 13 de marzo de 2013

El panameño y otras curiosidades

Algo tan curioso como Panamá es sin duda el propio panameño, que aunque te puedes encontrar de todo, en general son gente maja, tranquila, muy tranquila (salvo que esté conduciendo), pero maja.

Aunque aún no llevo demasiado por aquí y casi todo lo que se de los lugareños es lo que te cuentan los que llevan más tiempo en la ciudad,  y poco a poco voy confirmando que lo que dicen se cumple a rajatabla.

Una de las primeras cosas que te dicen al llegar es que la forma de hablar de los Españoles les suele parecer brusca o incluso que estás enfadado con ellos, así que tratas de ser lo más amable que puedes, lo cual te ayuda para desarrollar la paciencia infinita necesaria para hacer cualquier cosa por sencilla que sea, lo que te ayuda a su vez a desarrollar el autocontrol para no perder los buenos modales y el tono suave que te han recomendado,  lo que lleva a entrar el un estado de trance en el por fuera sonríes mientras que el psicópata que llevas dentro y que desconocías te sugiere cosas que jamas confesarías. Todo esto te prepara para no poner demasiada cara de idiota cuando por tu pinta de extranjero y novato te tongan en un taxi o por hacer una fotocopia. Pero bueno, pese a todo al final te ríes.

Como deporte de riesgo puedes hacer dos cosas. La primera es cruzar la calle, que básicamente se basa en descubrir si el destino ha decidido que debes morir ese día o no. Parece que es imposible cruzar, de echo un compañero nos contaba que al principio de venir se había quedado algún día sin comer por no atreverse a cruzar al restaurante de enfrente, pero oye, te lanzas y alguno frena, es probar. La segunda cosa es coger un taxi, lo que tiene un doble peligro, que te desplumen y un esguince cervical, pero aún así hay que probarlo.

Hacer cualquier trámite es terrible y por supuesto una oportunidad de negocio para una gran cadena de gente que, sin entender aún por qué, interviene , pero sobre todo si lo haces tu solo. En mi caso he tenido suerte, por que la empresa nos echa una mano y reduce esa cadena de gente a unos pocos eslabones. En la mayoría de los casos cualquier problema se suele resolver con dos sencillas preguntas, ¿a quién? y ¿Cuánto?, así que cuanto antes seas capaz de responderlas, antes terminas.
Como ejemplo, el otro día tuvimos que ir al ministerio de migración para conseguir el visado para trabajar.
Por suerte, la empresa cuenta con un despacho de abogados que te facilita los trámites, vamos, que responde a esas preguntas por tí. Al llegar nos esperaba una chica que por lo visto su función era coger número por ti, lo que es de agradecer por que hay una cantidad ingente de personas, y negociar con otros que  al parecer se dedican a lo mismo o a la reventa de número, no se, el caso es que nos dijo que nos sentáramos y al rato apareció con un número unas 100 posiciones antes que el que teníamos de partida. curioso.
Algo que por lo visto es tan típico como el sombrero panameño, es evitar las multas de tráfico "adjuntando" un billete de 20 a tu carnet cuando te lo pide el agente.
Y como esto pues casi todo, pero lo que al principio te sorprende o te hace gracia, al final lo ves tan normal, como si fueran sobres de un tesorero, vamos.
Por cierto, el sombrero panameño no es de Panamá, aún no he conseguido saber de donde, pero todos los panameños a los que he preguntado me lo han dicho, y que el bueno es el que se hace, casualmente, en Penonomé, que es donde voy a ir a trabajar, así que ya subiré alguna fotico.

Aunque cuente estas cosas o lo dejado del estado de la ciudad, no es tan malo como pueda parecer, de hecho mola bastante y tiene un encanto único. Una experiencia, desde luego.